Incluso se ha llegado a afirmar estas mascotas reencarnan, para reencontrarse de nuevo con su alma gemela humana, llegando a tener tanta empatía que se pueden evidenciar similitudes de rasgos físicos y conductuales entre ellos. Generalmente las personas que comparten parte de su vida con un perro están convencidas de lo particular de esta relación basada en la lealtad incondicional. Pero, tal como ocurre con la comunicación entre el gato y las personas, sólo basta una mirada entre cuadrúpedo y amo para elevar en ambos los niveles de oxcitocina; Esta hormona conocida como la hormona del amor nos hace tener sentimientos positivos con respecto al cariño, amor y otros que nos alegran la vida, esto produce en nosotros un estado de felicidad que no acaba mientras la hormona se siga segregando.
1. La emoción es mutua.