Cualquiera, si se lo propone, por poco espacio que tenga en casa, puede crear su propio jardín medicinal, sea en su jardín doméstico, en el patio trasero, en la terraza o incluso en un balcón. Nuestros ancestros, sobre todo en ambientes rurales, solían cultivar ciertas plantas de las que obtenían remedios básicos para afrontar algunos de sus problemas de salud.
Continuar esa tradición no solamente permite procurarse uno mismo remedios sencillos y naturales sino que proporciona una experiencia enriquecedora que relaja, entrena la atención y fomenta el contacto con la naturaleza.
Sean plantas leñosas (como el laurel, el tomillo, el romero o la salvia) o herbáceas (la menta, la caléndula, la ortiga o el orégano), la variedad de especies medicinales que se pueden cultivar es muy amplia. Y no necesariamente han de presentar un aspecto austero como la ortiga o la cebolla. Aquí te presentamos 6 de ellas que son bellas y no necesitan muchos cuidados.
1. EQUINÁCEA, UN GRAN ESTÍMULO DE LAS DEFENSAS
Esta planta norteamericana (Echinacea purpurea) florece en verano y hasta mediados de otoño. En verano se recogen las flores, grandes y vistosas, y en otoño, la raíz. Se debe plantar a pleno sol o sol parcial, en parterre o jardinera, y resulta ideal para decorar terrazas y patios. Precisa pocos cuidados.
Propiedades: inmunoestimulante, antiséptica, antialergénica, antiviral, antiinflamatoria, sudorífica, colerética.
Indicaciones: al ser excelente para potenciar la respuesta inmunitaria, se recomienda para prevenir o mejorar infecciones respiratorias como la gripe, resfriados, faringitis, laringitis y sinusitis y combatir accesos alérgicos con rinitis y conjuntivitis. Por vía externa, actúa como un antiinflamatorio muy eficaz sobre heridas, quemaduras, inflamaciones epidérmicas e inflamaciones bucales y oculares.
Cómo se usa: en infusión, asociada a otras plantas que complementan su acción, en tintura o en jarabe. La tintura o la infusión se aplican por vía externa en friegas, baños, colirios y colutorios.
Precauciones: evitar por vía oral en el embarazo y durante la lactancia y si existen daños hepáticos.