Sin rastro
Cuando hay amor, todo es posible. Eso es probablemente lo que debió pensar Peggy y lo que la mantuvo fuerte para no rendirse nunca en su búsqueda de la verdad. Su marido Billie se desvaneció sin dejar rastro alguno apenas 6 semanas después de casarse, pero Peggy nunca dejó de buscarlo.
Ella sabía que debía haber un motivo que explicara su desaparición, algo ajeno a la voluntad de Billie.